¿Es Perjudicial para los Jóvenes el Lenguaje “WhatsApp”?
Un estudio de universidades francesas concluye que el lenguajeusado en WhatssApp por los jóvenes no les perjudica.
Otros dudarían de esta conclusión, sobre todo en edades tempranas cuando no se domina la gramática.
Algunos apuntarían al entorno de la persona como responsable principal del nivel gramatical.
Otros dudarían de esta conclusión, sobre todo en edades tempranas cuando no se domina la gramática.
Algunos apuntarían al entorno de la persona como responsable principal del nivel gramatical.
El lenguaje que emplean los jóvenes en WhatsApp parece que no les perjudica
Os tengo que confesar que yo soy una de esas personas que piensa que el uso del lenguaje abreviado y modificado en los mensajes de WhatsApp es perjudicial, con matices, para los adolescentes. Pero un informe de algunas universidades francesas parece decir todo lo contrario.
Este informe se basa en el estudio realizado a 19 jóvenes franceses, mayores de 12 años y una muestra de 4524 mensajes. Los participantesnunca habían tenido o usado un teléfono móvil antes del inicio del estudio y sus SMS se fueron recogiendo mes a mes durante un año.
La primera conclusión que sacan es que el lenguaje de los mensajes de textono tiene ninguna influencia en la ortografía de los estudiantes, sino que es su nivel ortográfico el que determina los errores presentes en los SMS.
Y además añaden:
“El SMS no representa una amenaza para la ortografía tradicional en los colegios, sino que son oportunidades nuevas y adicionales para practicar la escritura.”
En el estudio también se refleja el porcentaje de las palabras que se escriben de acuerdo a las normas habituales, un 48%; y de las palabras con errores, un 52%. Así pues, se usarían más o menos lo mismo, aunque ganarían ligeramente las palabras con abreviaturas.
Lo peligroso sería usar este lenguaje cuando todavía no se dominan las normas gramaticales
Pero en el otro sentido, habría quien pensaría que no es bueno que personas que no dominan todavía las normas gramaticales y ortográficas, puedan alterarlas a su antojo para su beneficio. Esto sería lo peligroso, ya que nunca sabrían lo que es correcto y lo que no, perdiendo cualquier tipo de referencia gramatical y cayendo, en cualquier otro ámbito de escritura, en los mismos errores que en el de los mensajes.
Algunos ponen el ejemplo de tantas veces como hemos escuchado a jóvenes decir que usan determinadas palabras para ganar tiempo, que saben que lo están escribiendo mal pero que el medio así lo requiere y no se dan cuenta de que están asimilando excepciones o errores ortográficos tradicionales, antes que las normas.
También se consideraría importante para el nivel gramatical que, además del académico, en el entorno familiar o social de los jóvenes, tenga o haya tenido un peso preponderante el interés por la lectura y la cultura en general. Esto les ayudará a saber diferenciar más claramente los ámbitos de escritura que aquellos que sólo leen mensajes de WhatsApp.
Por lo tanto parecería claro que el uso del peculiar lenguaje de los mensajes de texto no estaría relacionado con el nivel de ortografía de una persona y que éste vendría dado más por su entorno que por el uso del móvil, pero sería peligroso, en edades tempranas.
Como podemos leer en Qué!, parece que la batalla por el buen uso de la gramática, cuando escribimos en el móvil, la tenemos perdida, ya que muchos jóvenes, tienen muy interiorizada esta práctica.
A continuación vas a realizar una presentación en power point -que, después subirás a slideshare (www.slideshare.net)-, con el siguiente contenido:
- ¿Cuándo surge la prensa?, ¿qué objetivo persigue?.
- Diferencias entre noticia y reportaje. Busca ejemplos que justifiquen dichas diferencias. Podrás encontrarlos en este blog en un enlace que he llamado "¡Extra, extra!"
- Esquema de las características de un reportaje. Para ello usa el libro, página 11.
- Lee el siguiente reportaje "Los Ulises que viven en Andalucía" y analiza las características del reportaje.
A continuación tienes una serie de textos periodísticos. Reconoce de qué tipo son: noticia o reportaje.
TEXTO 1
Desahucios: problema de salud pública
Un estudio alerta del deterioro físico y psicológico de aquellos que pierden sus viviendas
Los expertos lo tienen claro: los desahucios se han convertido en un problema de “salud pública”. La exposición a una situación de este tipo, que es larga y tiene distintas fases, puede producir diferentes efectos tanto físicos como psicológicos, según demuestra un estudio de laEscuela Andaluza de Salud Pública (EASP) elaborado en colaboración con la Universidad de Granada y la plataforma Stop Desahucios. Para empezar, el 92% de los afectados sufre niveles graves de ansiedad y depresión.
Durante un año, un equipo especializado ha entrevistado a 205 personas afectadas por un desahucio, que al menos asistieran en una ocasión a las asambleas de Stop Desahucios. El estudio se ha llevado a cabo en Granada y su área metropolitana. “Esperábamos encontrar a la gente tocada, pero nos ha sorprendido la intensidad y extensión del problema”, subraya la profesora de Psicología Humbelina Robles. “Tener la amenaza constante de perder la vivienda es un estrés añadido”, explica la experta. A esto se suma que si los afectados ven que hagan lo que hagan no consiguen una solución, la situación podría desembocar en la “indefensión aprendida” —comportarse de forma pasiva con la sensación de no poder hacer nada—. “Llegar a esa situación es terrible”, alerta Robles.
El estudio compara la muestra con el resto de la población andaluza y obtiene unos resultados “alarmantes” en varios puntos. En cuanto a la salud autopercibida, el 66% de las personas en proceso de desahucio dice tener una salud deficiente frente al 19% del resto de andaluces. Sobre el trastorno del estrés postraumático, el 68% de los encuestados dice sufrirlo. “Son resultados preocupantes y si estas personas no reciben ayuda se vuelve crónico y llegará a extremos devastadores a largo plazo”, dice la profesora. “Te encierras en ti mismo, no ves más allá. Te sientes muy culpable”, dice José López, uno de los encuestados y cuyo caso está en los juzgados.
El riesgo de suicidio es otro de los temas planteados. Según el estudio, un tercio de los encuestados presenta un nivel alto o moderado. Precisamente, la Consejería de Igualdad y Salud anunció el pasado día 10 la creación de un protocolo conjunto de prevención de suicidios para proteger a la población más vulnerable. El profesor de la EASP Antonio Daponte va más allá y sugiere “apoyos específicos” y programas de vigilancia para que cuando estas personas acudan a servicios sociales se les identifique y se les garantice un seguimiento adecuado. El deterioro en la salud física también es crucial. Afecta a los hábitos de salud, a la dieta, a la actividad física, a un mayor consumo de medicamentos y uso de los servicios sanitarios. También al sueño.
Según la encuesta, los afectados resaltan el apoyo obtenido por familiares y amigos. Por su parte, las instituciones son las peor valoradas, mientras que en el lado opuesto está Stop Desahucios. “El proceso es muy largo y las personas muy vulnerables por el desgaste”, apunta Daponte. “No sabemos cuánta gente hay viviendo esto de forma aislada, ni la situación de la población infantil, que estará afectada por la precariedad de las familias cuyos padres pierden el empleo primero y la vivienda después”, agrega.
Muere una niña por una descarga en una atracción de una feria
Otra menor permanece ingresada en el Hospital de Valme de Sevilla tras haber resultado herida
EL PAÍS Sevilla 20 SEP 2014 - 20:52 CEST6
Una niña de 12 años murió en la noche del viernes tras montarse en una atracción en el recinto ferial de la pedanía de Maribáñez, en el término municipal de Los Palacios y Villafranca (Sevilla). Según el informe del médico forense, la pequeña murió tras sufrir una descarga eléctrica, que también provocó heridas a otra menor de la misma edad que estaba en la zona del accidente.
Según fuentes de la investigación, el suceso ocurrió sobre las 23.55 del viernes, cuando el 112 recibió el aviso de que una niña requería asistencia sanitaria en el recinto ferial, concretamente, junto a la atracción La olla. Hasta el lugar se trasladaron efectivos de la Policía Local, Guardia Civil y los servicios sanitarios del 061, que, tras intentar reanimarla, no pudieron hacer nada por salvarla. Al parecer, la menor fallecida se habría desplomado tras bajarse de la atracción en la que se había montado y murió en el acto.
La Guardia Civil, encargada de la investigación, inspeccionó la atracción tras precintarla en la noche del viernes. Según indicaron fuentes municipales a Europa Press, la atracción tiene toda su documentación en regla. El Ayuntamiento de la localidad sevillana ha suspendido la celebración de la feria y ha decretado dos días de luto.
La otra menor herida permanece ingresada en la unidad de observación del Hospital de Valme, en la capital sevillana. Según fuentes sanitarias, el estado de la niña era estable, por lo que era probable que le diesen el alta en 48 horas.
TEXTO 3
La asfixiante dictadura de los datos
Los datos invaden la vida privada y nos gustaría pensar que supone la intromisión de una medida objetiva que queda fuera de toda discusión
A estas alturas del partido ya estará usted harto de oír que vive bajo la dictadura de los datos. De los suyos y de los ajenos. Y uno no sabe muy bien lo que significa eso hasta que se descubre desconfiando de cualquier juicio que no venga avalado por una ingente cantidad de cifras, gráficos y tablas de Excel.
Siempre fue así en discusiones de economía o política. Pero ahora los datos invaden la vida privada. Ya usted no puede acusar a su pareja de ocupar cada noche más de la cuarta parte de la cama si no es capaz de probarlo numéricamente.
Si es de los que han invertido en una pulsera diseñada para ser su espía particular adosado a su muñeca, sabrá de lo que hablo. No tolerará que nadie le afee a la ligera su comportamiento. Ahora hay que hablar con propiedad o callar para siempre. Los datos son transparentes y explícitos, pero se volverán en su contra en el momento menos pensado. No lo dude.
Olvide cómo se destapaban hace cinco años los casos de infidelidad y lea esta historia real que le pasó a un amigo de un amigo del que protegeremos su identidad porque bastante tiene con lo que tiene. Resulta que se reveló como un gran aficionado a correr y se convirtió en eso que ahora se llama runner. Compró ropa, zapatillas y una pulsera para medir y corregir sus hábitos. También adquirió una báscula inteligente (¡y tanto!), que colocó en el cuarto de baño del piso que aún comparte con su novia. El dispositivo se conecta a Internet y se sincroniza con la pulsera. Cada mañana, tras ducharse, nuestro amigo se pesa. La cifra, pongamos 70 kilos, aparece automáticamente en su pulsera, que luego se encarga de ponderar con las calorías consumidas y el gasto energético diario. Estamos ante un hombre de método cuya rutina solo se altera cuando se va de viaje de trabajo.
Y en uno de esos viajes sucedió. Estando del otro lado del mundo, la pulsera vibró: “Peso: 75 kilos”. En medio de una reunión, su cerebro empezó a rebelarse: ¿quién estaba en su casa a las 7.30 hora española? ¿Quién usaba su báscula? ¿Quién podría pesar 75 kilos? Su chica no pasaba de los 60. En cuanto pudo, llamó a Madrid e interrogó a su novia. Tenía datos que respaldaban que alguna anomalía estaba teniendo lugar. Ella –jura él que con voz insegura– le explicó que había usado su báscula para pesar unas maletas.
¡Ah! Pero él tenía ante sí la cifra: ¡75 kilos! Evidentemente era más cercana al peso de un humano, probablemente del género masculino, que al de un equipaje. Y en esas estamos: una de las partes cree que la han engañado y considera que tiene datos que así lo prueban, pero le parece ridículo esgrimir una cifra, ¡75 kilos!, para separarse. Tiene datos, solo eso. Mientras se recome los hígados, sigue a la espera de que la tecnología lo ilumine con otra epifanía.
La irrupción de la tecnología en la vida privada supone la intromisión de una medida objetiva que queda fuera de toda discusión. O eso nos gustaría pensar. Me cuenta un programador que la tecnología es la religión de Silicon Valley. “Es el nuevo Dios. Nunca se equivoca. Creemos en ella sobre todas las cosas”. Juan Pablo, así se llama, llevaba años con un tema pendiente con su exmujer: quién no dejaba hablar a quién en las discusiones. Unas broncas dialécticas que empezaban cara a cara y seguían por e-mail. El ingeniero, de mente cartesiana como casi todos, instaló un programa contador de palabras, “para poner un poco de racionalidad en el asunto”. La tecnología dictaminó tablas. En las discusiones cara a cara ella se lo comía. Por e-mail, las parrafadas de él la apabullaban a ella. Asunto zanjado. Hoy día están objetiva y numéricamente separados. Ser un animal de datos tiene consecuencias.
2. LA DIVERSIDAD LINGÜÍSTICA
Lee este REPORTAJE que nos va a permitir conectar con el siguiente apartado del tema: la diversidad lingüística:
Los Ulises que viven en Andalucía
Un estudio revela que más del 80% de los inmigrantes de la comunidad padecen estrés crónico
Mery Rosemary ha emigrado, regresado y vuelto a emigrar. Un día su hogar estaba en Bolivia. Otro, en Cádiz. Y, de pronto, era como si no fuera de ningún sitio. Vino a España buscando trabajo y volvió a su país pero ya no era lo mismo. Así que ahora ha vuelto. Comparte piso con una compatriota hasta que consiga un trabajo estable que le permita vivir sola. Ella, como otros inmigrantes en Andalucía, se ha sentido perdida. Ha sufrido ansiedad, dolores, cansancio, tristeza enorme. Son los síntomas del síndrome de Ulises, el estrés crónico que padecen los que emigran y pierden su referencia geográfica. La investigadora gaditana Mónica García Arboleda acaba de publicar la primera tesis doctoral que analiza la incidencia de este problema en España. Su estudio se centra en Andalucía. Más del 80% de sus encuestados tienen los síntomas.
Los síntomas
- El término síndrome de Ulises lo acuñó el profesor Joseba Achotegui en 2002.
- Es un cuadro reactivo de estrés ante situaciones de “duelo migratorio”: la distancia de los seres queridos, la lengua, la cultura, la tierra, el status social, el contacto con la etnia o los riesgos físicos.
- La investigadora gaditana Mónica García Arboleda ha elaborado la primera tesis en España sobre la incidencia de este problema. Se centra en Andalucía.
- El 81,7% de los encuestados presentó síntomas asociados a este síndrome: tristeza, insomnio, nerviosismo, llanto, ansiedad.
Ulises, el rey de Ítaca, protagonista deLa Odisea, estuvo diez años fuera de casa participando en la guerra. Tardó casi el mismo tiempo en volver a casa. Le esperaban su mujer y su hijo. Pero cuando la primera noche de su regreso trató de conciliar el sueño no podía dormir. Sentía miedo, inquietud, como si no perteneciera ya a aquel lugar. Joseba Achotegui utilizó esta referencia literaria para poner nombre a un cuadro de síntomas que había detectado en algunos de sus pacientes del servicio de atención a inmigrantes y refugiados del hospital San Pere Claver de Barcelona. Lo definió como “un cuadro reactivo de estrés ante situaciones de duelo migratorio extremo, que no pueden ser elaboradas”.
Mónica García Arboleda había conocido la sensación de desplazamiento con sus padres, que tuvieron que cambiar de ciudad e instalarse en Burgos. Ahí conoció ese sentimiento de tener el cuerpo y el corazón en lugares diferentes. Como educadora social y voluntaria comprometida, estuvo en África, donde contactó con muchas personas con ansias de emigrar, de cambiar de vida. Esas vivencias le llevaron a querer profundizar sobre lo que Achotegui había diagnosticado. El resultado es Incidencia del síndrome de Ulises en Andalucía, la primera tesis centrada en analizar los efectos psicológicos de la inmigración.
“A través de estos viajes migratorios, estas personas sienten que no están ni allí ni aquí. Lo padecen aquellos que han sufrido situaciones extremas: los que han arriesgado su vida en el viaje, los que se instalan y tienen dificultades administrativas, en su red social, en su vida laboral. Les afecta a toda su base psicológica”. García Arboleda insiste en que no es una enfermedad ni un trastorno mental sino un cuadro de reacciones a varias situaciones de estrés. Pero sí hay síntomas que rodean varias áreas. La de la ansiedad. La de la depresión. La de la somatización. La de la confusión. O la de la interpretación cultural. Llanto, bajo autoestima, taquicardia, dolores de cabeza, desorientación, fallos de memoria.
“Tu cuerpo y tu mente están en países diferentes”
P. E.
María Elena Sandoval, de 45 años, tomó la decisión de dejar Bolivia y viajar a España hace una década. Entonces pensó que era la mejor forma de asegurarle una vida mejor a su hijo, que entonces tenía ocho años. Se planteó irse un año, ahorrar y volver. Pero se ha quedado en Cádiz, donde ha trabajado de interna y cuidadora de personas mayores desde entonces. Hasta que conoció a la doctora Mónica García Arboleda y ella le habló del síndrome de Ulises, acudía al médico por dolores de espalda o taquicardias. “Me decían que era lo que pasaba a todos los cuidadores”.
Pero ella rompía a llorar en cualquier parte, sentía que se volvía más solitaria, que perdía habilidades sociales. “Era como si, de repente, te vuelves analfabeta, como si no pudieras entablar conversación con nadie”. Ese encierro vino, al principio, del miedo. “Hasta que arreglé los papeles, siempre pensaba que me iban a deportar en cualquier momento. Caminaba por la calle aterrada”. Luego le invadía la incertidumbre por el futuro. “Te obsesionas con ganar dinero, con tener suficiente para mantenerte y poder mandar a los tuyos”. Y finalmente se sentía perdida, como si ya no perteneciera a ningún sitio. “Muchas veces sientes que tu cuerpo y tu mente están en países diferentes. Cuando estoy en España, pienso en Bolivia. Y cuando voy a Bolivia, pienso en España”. María Elena ya tiene a su hijo, ya mayor de edad, en Cádiz. Este curso irá a la Universidad. Está feliz de haberle dado mayor prosperidad pero llevará para siempre el haberle sacado de su entorno. Él dejó atrás amigos y familia. Como hizo ella. También ha tenido momentos de sentirse perdido, como en dos sitios a la vez sin estar en uno concreto. “Creo que le he pasado el síndrome”.
La investigadora, que ha obtenido elcum laude con su trabajo, quiso analizar la repercusión de este síndrome en Andalucía y ver cómo las variables sociodemográficas afectan. Identificó el llamado duelo migratorio, el que afecta a la pérdida o distancia de seres queridos, la lengua, la cultura, la tierra, el estatus social, el contacto con el grupo étnico y los riesgos físicos. Y después los relacionó con los síntomas más comunes: la soledad, el fracaso, la incertidumbre laboral, los peligros, la ausencia de una red de apoyo social, la lucha por la supervivencia, las deficiencias del sistema sanitario.
Realizó 208 entrevistas a inmigrantes instalados en la región. Según su estudio, en el 80,7% de sus encuestados está presente el síndrome. Y precisó los resultados por edad, sexo, estado civil, país de origen,número de hijos o situación administrativa. Casi todas las variables influyen. Aunque García Arboleda ha demostrado en su estudio, a pesar de lo que se creía, que el sexo no es determinante. Mujeres y hombres padecen síntomas indistintamente ante los mismos estresores.
Diego Boza, abogado de la Asociación Proderechos Humanos de Andalucía, ha acogido la llegada de este estudio con enorme interés. “Atendemos diariamente a muchos inmigrantes y detectamos muchos de estos problemas comunes. Los notamos, sobre todo, en el grupo de trabajadores sudamericanos, más que en los africanos, que, o bien están cerca porque son marroquíes, o se agrupan más entre ellos, como los senegaleses”. Boza percibe esa ansiedad, inquietud, miedo y soledad especialmente en el gremio de cuidadoras e internas del hogar. Personas que se aíslan en su trabajo, que apenas tienen la oportunidad de llevar otra vida que no sea la casa donde están contratadas.
El estudio de García Arboleda es novedoso, no solo por ser el primero que analiza la incidencia en una comunidad, sino porque destierra algunas creencias. Los expertos aceptaban que el estrés aumentaba en inmigrantes en los dos primeros años y después disminuía. Esta tesis muestra que ese estrés puede continuar más y agravarse. De hecho, la crisis económica incrementa los estresores que generan los síntomas del síndrome. “Es como volver a tener que luchar por lo que se consiguió recién llegados”, explica. También es transgeneracional. Los hijos que se reagrupan con sus padres también lo sufren. Porque ellos también dejan atrás amigos, familiares, lugares. Para García Arboleda, lo mejor que podría aportar su investigación es que sirviera de herramienta para que médicos y educadores pudieran diagnosticar este estrés crónico. “Hay un riesgo de convertir en enfermedad la experiencia migratoria”, reza el documento. Ella promueve lo contrario. Hay que intervenir, con una labor divulgativa, atendiendo esos síntomas desde una actuación integral y positiva.
La tesis no destierra la imagen de la Andalucía acogedora. “El síndrome no solo viene del espacio que te rodea sino de tu origen y tu propia situación”. Muchos andaluces se marchan ahora a otros países.¿Tendrán el síndrome? García Arboleda dice que no se puede saber. “El estrés crónico viene marcado por situaciones extremas que no tienen por qué tener los andaluces que buscan un futuro mejor en otros países. Para saber qué repercusiones psicológicas tendrá esta nueva emigración que estamos viviendo ahora habrá que esperar”.
Mery Rosemery sabe lo que es estar en un país distinto al suyo. También sabe lo que cuesta regresar a sus orígenes y sentirse como si aquel lugar ya no le perteneciera. Lo sufrió Ulises a su vuelta a Ítaca. Mery Rosemery lo intenta de nuevo en Andalucía. Y su cuerpo y corazón vuelven a dividirse. Sabedora, al menos, de que sus inquietudes tienen nombre de un rey temeroso e insomne.
“Hay que formar parte del pueblo donde vives”
P. E.
Pathé Cissé viaja todos los años de vacaciones a su país de origen, Senegal. Y cuando ya lleva algún tiempo, los suyos le preguntan. “¿Cuándo vuelves a tu país?”. Como si España, donde reside el resto del año, ya fuera su verdadera casa. Pero cuando está en España le hacen la misma pregunta, pero los que le cuestionan, en realidad, quieren saber cuándo se marcha a Senegal. Pathé resume así su sentimiento de no pertenecer ahora mismo a ningún sitio. Para él lo importante es formar parte del entorno que te toca en el momento, no aislarte. La historia de este senegalés de 37 años está escrita en un libro. Lo redactó él mismo y se lo publicó la Diputación de Cádiz. Allí contaba cómo viajó durante 11 días en un cayuco, los 40 días que pasó en un centro de internamiento en Canarias, su viaje a Andalucía y la forma en la que se quedó en San Fernando, en Cádiz.
Siempre cuenta que se marchó empujado por la necesidad, aún a sabiendas de que arriesgaba la vida. Dejó atrás un niño de apenas un año y su mujer. Después tuvo otro. Ahora tienen nueve y siete años. Y su ilusión es traerse algún día a su familia a España, aunque no sabe si lo conseguirá. Dice que su ansiedad es la de muchos españoles. La que le lleva a obsesionarse con trabajar y conseguir dinero, y a deprimirse cuando no lo encuentra. Durante algunos años trabajó en vías y obras pero ahora ha regresado a la venta ambulante. Ha puesto en marcha una asociación de compatriotas en San Fernando pero, aún así, niega que este contacto con los suyos sirva para olvidarse de la distancia. La clave, sostiene, es involucrarse el pueblo donde vive. “Hay que convivir con los nativos, no te puedes apartar”. Es su herramienta para alejarse de Ulises.
En el mundo coexisten una gran variedad de lenguas.
webquest diversidad lingüística
Lenguas en peligro de extinción
No hay comentarios:
Publicar un comentario